CRÓNICA


EL TALISMÁN DEL AGUA.

     A mediados del año 2005 en Norte de Santander Colombia, disfrutaba junto con mi familia las vacaciones de mitad de año. Tenía tan solo 10 años y miré en las noticias un hecho crítico que sucedía en el país, la guerrilla de las FARC había reventado un tubo transportador de petróleo en un corregimiento cercano y hubo un derrame en grandes cantidades de crudo en toda la zona.
     El impacto ambiental fue demasiado, el crudo de petróleo se derramó en cantidades importantes sobre el río que suministra agua potable en mi ciudad y quedamos inmediatamente privados de este servicio. La crisis no se hizo esperar y muchas personas decidieron salir a las calles a solicitar por parte del gobierno ayuda para satisfacer tan importante necesidad por el preciado líquido.
     El panorama estaba oscuro y la lluvia constante no daba mucha esperanza. Las reservas de agua empezaron a agotarse y el estrés no se ausentó en mi familia. Mi padre salió a las calles a buscar reservas de agua en las tiendas y supermercados.
     Nunca pensé que algo tan elemental como el agua faltaría alguna vez en nuestras vidas nunca había deseado volver a sentir tanto el preciado líquido, quería con todas mis fuerzas que la magia existiera para revertir el daño ambiental.  Pocos días después aún me encontraba en casa, el regreso a clases se había pospuesto por el problema de salud pública y estaba ordenando trastos viejos en mí cuarto y de repente cae ante mí un viejo juguete que usaba durante los largos baños despreocupados de mí reciente niñez, la nostalgia me lo hizo ver mágico, una figura de acción mitad humano mitad tiburón, lo tomé en mis manos, simulé que era un talismán y le pedí fervientemente un deseo- que el agua regrese a casa-  a los pocos instantes mi hermano mayor abre la puerta y me pide que vaya junto con él y mi padre a hacia unos camiones que suministraban agua potable en el centro de la ciudad había sucedido un milagro! Un deseo hecho realidad.
     Al regresar a casa con pipotes llenos de agua potable la esperanza volvió  a mi familia y yo quise seguir probando mi talismán para que me cumpliera otro deseo. Soy amante de la lluvia pero que lloviera tanto por esa época con tanta escasez de agua era casi una muestra cruel de la naturaleza por el daño causado, pedí que cesaran las lluvias que, entre otras molestias, estaba enfermando a las personas.
     Al día siguiente las lluvias habían cesado y la crisis inmediata de agua había sido atendida por el gobierno. Sin embargo, aún quedaba un pendiente muy importante, el crudo derramado en el río, las familias damnificadas y la gran crisis ambiental. Debía arriesgarme a pedir quizá un último deseo en algo aparentemente altruista. Estaba acostumbrado a que los problemas de la naturaleza se trataba de algo ajeno pero definitivamente no es así y eso que sucedía era la prueba perfecta que los humanos no deben portarse ajenos a su medio ambiente. Pedí el deseo que todas las personas pusieran un granito de arena para ayudar en esta situación tan crítica. Las noticias del día siguiente mostraban a personas congregadas en la ribera del río para limpiar rocas y animales afectados, estaba viendo la magia en acción.
     Finalmente descubrí que el talismán solo concedía tres deseos. Había pedido más tiempo de vacaciones pero no funcionó. Era momentos de volver a clases pero con una importantísima lección de vida, más conciencia y respeto por la naturaleza, el cuidado del agua y  que la magia existe y quizá está en los deseos altruistas.
     El talismán se extravió nuevamente y esperé nunca más volver a necesitar de sus deseos o que llegue a manos de otros niños y pida que la paz al fin llegue a este país lleno de una violencia que parece ser eterna o algún cambio aún más grande de orden mundial.

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